El Conde De Montecristo

(Reseña Personal)

Si me preguntan mis tres libros favoritos, tendría serios problemas para elegir un segundo y tercer libro, pero sería muy sencillo elegir el primero; El Conde De Montecristo. Así que permítanme compartirles algunos aspectos que me gustaron mucho de la novela, así como mi interpretación de la misma, junto con otros detalles que considero interesantes y que, en conjunto la hacen merecedora del primer lugar de mi podio. 

La gran mayoría sabe que la trama del conde de Montecristo es la historia de un joven que es traicionado por sus amigos y encarcelado injustamente, pero que este, por asares del destino escapa, se vuelve inmensamente rico y busca venganza.

Revisemos entonces, algunos detalles más.

El protagonista es Edmond Dantes, un joven (19 años) y carismático marinero de Marsella, de sentimientos nobles, buen hijo, buen amigo y un novio ejemplar. Se preguntarán entonces, ¿cómo le podrían tener mala fe sus amigos?, muy sencillo; envidia. Y como no tenerle envidia, pues el autor describe a Edmond como un joven muy bien parecido, audaz, valiente, inteligente y con Mercedes, la mujer más bonita de Marsella por novia. ¿Cómo no tenerle envidia entonces?, hasta yo le tenía envidia a ese personaje y eso que yo solo era un lector, imagínense a los antagonistas de la novela. Pero una cosa es la envidia, hacerle una zancadilla de vez en cuando y otra muy distinta mandarlo a prisión injustamente, acusándolo de bonapartista (en una época en la que Napoleón Bonaparte se encontraba en exilio) y condenándole a pasar aislado en una celda en el Castillo de If por el resto de su vida.
(http://www.marseille-tourisme.com/es/descubrir-marsella/los-imprescindibles/el-castillo-de-if/)


 Castillo de If - Marsella, Francia

Una serie de infortunios circunstanciales contribuyen a que esta fechoría se lleve a cabo y el día de la boda de nuestro protagonista Edmond Dantes, es aprendido y mandado a prisión sin siquiera saber de qué se le acusa. Ustedes pensaran en este momento, que la novela es un verdadero drama, la verdad es que el drama apenas comienza, pues lo que le acaba de pasar no es nada comparado con el martirio que vive, aislado en un calabozo por años, su vida se torna un verdadero infierno.    

La siguiente parte del libro fue para mí una de las mejores partes, no solo porque el autor ha dejado más que claro que el fondo del libro es por demás interesante, sino que, para la forma, tiene también talento, comienza entonces a deleitarnos con una narración casi poética de la desdicha del protagonista, evidenciando la virtuosa prosa de la que es poseedor el autor.

A continuación, un fragmento:

Capítulo XV
 El número 34 y el número 27

Dantés pasó por todos los grados de desventura que experimentan los presos olvidados en el fondo de sus calabozos. Comenzó por recurrir al orgullo, que es una consecuencia de la esperanza y un íntimo convencimiento de la propia inocencia; después dudó de su inocencia, lo que no dejaba de justificar un tanto las suposiciones de locura del gobernador, y por último cayó del pedestal de su orgullo, y no para implorar a Dios, sino a los hombres. Dios es el último recurso. El desgraciado que debería comenzar por él, no llega a implorarle sino después de haber agotado todas sus esperanzas. Pidió, pues, que le sacasen de su calabozo para ponerle en otro, aunque fuese más negro y más oscuro. Un cambio, aunque perdiendo, era siempre un cambio, y le proporcionaría por algún tiempo distracción. Pidió asimismo que le concediesen el pasear, y el tomar el aire, y libros o instrumentos. Nada le fue concedido; pero no por eso dejó de pedir, pues se había acostumbrado a hablar con su carcelero, que era más mudo que el anterior si es posible. Hablar con un hombre, aunque no le respondiese, había llegado a parecerle una gran felicidad. Hablaba para escuchar su propia voz, pues cierta vez que ensayó en hablar a solas, su voz le dio miedo. Muchas veces, cuando estaba en libertad, se había horrorizado Dantés al recuerdo de esas cárceles comunes de las poblaciones, donde los vagabundos están mezclados con los bandoleros y con los asesinos, que con innoble placer contraen horribles lazos, haciendo de la vida de la cárcel una orgía espantosa. Pues, a pesar de todo, llegó incluso a sentir deseos de encontrarse en uno de estos antros, por ver otras caras que la de aquel carcelero impasible y mudo; llegó a echar de menos el presidio con su infamante traje, su cadena asida al pie, y la marca en la espalda. Los presidiarios al menos viven en sociedad con sus semejantes, respiran el aire libre y ven el cielo: los presidiarios deben ser muy dichosos. Un día suplicó a su guardián que pidiese para él un compañero, aunque fuese el abate loco de que había oído hablar. Bajo la corteza de un carcelero, por más que sea muy ruda, queda siempre algo de humanidad, y éste, a pesar de que nunca lo había demostrado ostensiblemente, en lo íntimo de su alma compadeció muchas veces a aquel desgraciado joven, sujeto a tan dura cautividad, por lo que transmitió al gobernador la solicitud del número 34.¨

Me es suficiente volver a leer este pequeño fragmento para disfrutar la retórica de Alexandre Dumas en su máximo esplendor y para reafirmar por que es mi escritor predilecto. Quien en este punto del artículo ha permanecido inmune ante el fragmento que les acabo de compartir, les digo entonces que se han equivocado de blog.
Continuando un poco con mi reseña, en la desdicha de la que es prisionero el pobre Edmond, parece que, por primera vez en años, la fortuna se acuerda de él y esta cruza en su camino al El Abate Faria, un viejo que, en su plan de huida, por un error de cálculo termina en el calabozo de Edmond en lugar de salir del castillo.
El Abate, es un hombre poseedor de un vasto conocimiento y de un tesoro que tiene escondido en una isla en las costas de Italia, encuentra en Edmond un nuevo amigo y cómplice con quien llevar a cabo un nuevo plan de huida, mismo en el que trabajan años, a la par de que se encarga de ilustrar no solo en las artes y el conocimiento, sino hasta en el oficio de espadachín a nuestro desdichado y hasta entonces ignorante Edmond, para quien este nuevo suceso representa una luz de esperanza, misma que por momentos se obscurece cuando recuerda con melancolía a su amada Mercedes, o cuando encolerizado trata de atar cabos para entender las razones que lo llevaron a prisión, esfuerzos que habrían sido inútiles de no haber sido por la perspicacia del Abate, quien lo ayuda a reconstruir los escenarios que precedieron su arresto, ayudándolo a entender quiénes fueron los verdugos que lo condenaron a tan desdichado destino.

El Abate y Edmon estando muy próximos consumar su plan de huida, pero el primero sufre de un ataque de epilepsia que lo deja con la mitad del cuerpo paralizado, por lo que el único con posibilidades de huir es Edmond, no obstante este no huye y se queda al lado de su amigo, para rehacer un nuevo plan en el que puedan escapar ambos, lo cual en las condiciones en las que el Abate se encuentra, resulta prácticamente imposible y ambos lo saben, sin embargo Edmond por lealtad y cariño está dispuesto a escapar únicamente si es en compañía de su amigo o morir en el intento. Por lo que pasan algunos años más trabajando en el nuevo plan, hasta que un día el abate enferma aún más y en su agonía le pide a Edmond que continúe con el plan, que busque su libertad y le confiesa de su tesoro, haciéndolo que memorice la ubicación del mismo y en pago por su lealtad se lo hereda cariñosamente, Edmond lo rechaza y se aferra solamente a la amistad y compañía de su amigo desahuciado, pero El Abate insiste y le hace jurar que una vez en libertad, buscará ese tesoro para que disfrute de el y sea feliz. Finalmente, el Abate muere, y es en esa situación en la que Edmond encuentra una nueva y mas eficaz oportunidad de escapar, reemplazando el cuerpo del difunto Abate por el suyo.

(La parte del libro en la que Dumas se encarga de describir el sufrimiento de Edmond en sus primeros años en prisión, y después los diálogos con el Abate, son para mí, la parte más bonita del libro en términos de la forma en la que el autor cuenta la historia, los capítulos posteriores no son por eso de menor calidad, pero los correspondientes a la parte de la historia antes mencionada son los que, para mí, tienen más significado pues enaltecen la amistad y la lealtad). 
 
En aquella prisión entro un joven alegre, ingenuo y enamorado, casi veinte años después de estar injustamente encarcelado y bajo las circunstancias y escenarios descritos, escapa un hombre frívolo y calculador. Escapa no para tomar venganza, no al menos aun en este momento de la historia, sino para desentrañar los sucesos que acontecieron después de su arresto y abrupta desaparición. Se entera entre otras cosas que su padre murió de hambre y su amada Mercedes apenas dos meses después de su arresto se casa con uno de sus mejores amigos, Fernando Mondengo, confirmando así lo que había inferido con el viejo Abate, que uno de aquellos canallas que lo había a base de mentiras enviado a prisión era Fernando, entre otras razones para tener el camino libre con Mercedes, de quien siempre había estado enamorado. Descubre también que el único que intercedió por él hasta el cansancio, fue su antiguo patrón, el señor Morrel, pero poco logró hacer al respecto. Por lo que Edmond, poseedor ya de la fortuna que le había heredado su antiguo amigo, retribuye al señor Morrel salvándolo de la quiebra financiera en la que se encontraba hundido, pero no lo ayuda de una forma burda y sencilla, no, el autor nos cuenta una épica forma en la que Edmond Dantes intercede para salvar de forma anónima y casi divina al que parece que había sido después del Abate su único amigo en la vida.

A partir de este momento el protagonista desaparece de escena y es para mi interpretación el momento en el que muere (en sentido figurado) Edmond Dantes. La historia continua entonces diez años después en París. Donde el autor describe la opulencia en la que viven en la actualidad sus antiguos verdugos y donde también renace Edmond, esta vez bajo el titulo El Conde de Montecristo.

No podría el autor haber plasmado de mejor forma la astucia del protagonista para cobrarse poco a poco el enorme daño que le habían causado. El Conde incursiona en los terrenos en los que sus adversarios y futuras víctimas se sienten más cómodos y seguros, aquellos donde ellos tienen o creen tener pleno dominio, hasta que aparece su peor pesadilla. Como yo lo veo, El Conde es un hombre tan osado que busca derrotar a sus enemigos en sus propios terrenos. A Fernando Mondengo, lo humilla en la elite política en la que él se regocijaba y en la que había logrado acomodarse a base de su pasado en el ejército, donde con mentiras y traiciones había logrado encumbrarse en lo más alto, hasta que aparece nuestro amigo Edmond, o más bien, El Conde, para humillarlo evidenciando sus jugarretas políticas y militares y poniéndolo en vergüenza a tal grado, que hace que se suicide. La verdad es que Fernando me pareció siempre un mediocre y débil de carácter. Se preguntarán entonces, ¿cómo Mercedes pudo olvidarse tan pronto del gigante que parecía ser Edmond, para terminar en los brazos de este pelele?, la verdad es que en libro describe que Fernando siempre había acosado hasta al cansancio a Mercedes, utilizando el viejo truco de acercarse a ella como amigos, pero ella siempre lo había mantenido en la ¨friend zone¨, hasta que ahogada en su dolor al haber perdido a Edmond, se resigna y acepta a Fernando como su ¨peor es nada¨ (literal). Aún con esa explicación, a mi aún no me cabe en la cabeza, como Mercedes se olvidó tan pronto de Edmond, y hasta coraje me daba cuando estaba leyendo el libro, pero al final, pienso que esta novela es más realista de lo yo mismo esperaba. 

Por otra parte estaba Danglars, el otro ¨amigo¨ que, en contubernio con Fernando, había sido el cerebro detrás de la traición y quien se había convertido en un renombrado banquero, lo termina llevando a la quiebra, jugándole un truculento juego en el mundo de las finanzas, echando mano de su prestigio de millonario, especulando en el mercado, engañándolo e influenciándolo para que tome malas decisiones, hasta que literalmente lo está matando de hambre para finalmente compadecerse de él y perdonarle la vida, si, casi como un rey que finalmente le dice: ¨te perdono y te dejare vivir¨.

Durante toda esta parte del libro, el autor describe una serie de excentricidades del Conde de Montecristo, que la verdad hacen la novela por de más entretenida.  A la par de esto, se cuentan se cuentan también otras historias secundarias, sobre todo enfocadas a los hijos de su antiguo patrón, unos jóvenes de los que tiene buenos recuerdos y por los únicos por los que sentía empatía.

También aparece otro personaje muy importante, una hermosa mujer, según las descripciones mucho más bonita y joven que Mercedes, ella es Haydee una princesa griega que es una especie de musa y concubina del Conde de Montecristo y que aparece en la historia junto con el Conde, misma que le profesa un amor inmenso, pero hasta eso momento el Conde de Montecristo parece más decidido a recuperar a Mercedes por lo que no le hace caso a Haydee (muy mal hecho, por que era una princesa en todo el sentido de la palabra, según el libro).

Ahora sí, agárrense bien o siéntense si es que están parados, por que viene el spoiler más grande, el del final.

Una vez consumada su venganza, El Conde de Montecristo se reencuentra con Mercedes en Marsella, él sigue siendo inmensamente rico, Mercedes vuelve a ser pobre y desdichada. Todo pareciera propicio para que finalmente pudieran estar juntos, él aun lo ama, pero Mercedes siente un enorme repudio por él, por todo el daño que le ha causado a su regreso y con su venganza.

El Conde entiende los sentimientos de Mercedes y mira por primera vez a Haydee como una mujer y no como la hija que hasta ese entonces le había parecido. Por lo que decide quedarse con ésta última (bien hecho, yo había hecho lo mismo desde mucho antes, pero bueno, el amor, el amor) huyendo juntos en un pequeño bote y dejándole toda su fortuna a sus nuevos amigos, los hijos del señor Morrel.

En esencia esa es la trama del libro que tanto me ha cautivado, palabras más (unas mil páginas más, para ser más precisos), palabras menos.

Es esta novela para mí, una historia que enaltece las virtudes del hombre a la par de que los contrasta con sus rasgos más viles, ambos claros ejemplos de la condición humana.

Notas:
Una vez cautivado, al haber terminado este libro, me di a la tarea de investigar un poco más del autor. Uno de los datos curiosos es que, inicialmente no estaba enterrado en el Panteón de París, donde si lo estaban otros muchos grandes escritores franceses, pero en el año 2002, como forma de homenaje póstumo lo exhumaron en su natal Villers-Cotterêts donde había permanecido enterrado hasta entonces, para trasladar sus restos a aquel cementerio de personajes ilustres.  
En su época gozo de fama y fortuna, y entre otras cosas se vio inmiscuido en problemas legales, pues se dice que tenía trabajadores que lo ayudaban a escribir y que como era de esperarse, una vez famoso Dumas, quisieron colgarse de su fama para sacar dinero y en realidad lo lograron pues Dumas tuvo que llegar a un arreglo económico con los demandantes. Bien se podría pensar entonces que parte del mérito de sus obras se debe a sus colaboradores, la verdad es que estos quisieron emular los pasos de Dumas y posteriormente se dieron a la tarea de escribir por su cuenta, con resultados por demás intrascendentes, lo que reafirma que el verdadero talento estaba en Dumas.

Anexo a continuación también algunas frases que en lo personal a mí me gustaron mucho del libro y  que son como pequeñas pinceladas de arte dentro de la narrativa del libro y que quisiera compartir:

¨… porque las oraciones para el hombre feliz son palabras vacías de sentido, hasta que el dolor viene a explicar al infortunio ese lenguaje sublime que nos habla Dios. ¨

El Abate a Edmond;
  ¨- A vuestra edad se tiene fe en la vida que es el privilegio de la juventud creer y esperar; pero los viejos ven más claro la muerte…¨

¨Nunca los amantes han dejado a los relojes andar su camino tranquilamente¨.

Finalmente, otra que me gusta mucho y que son en el libro las últimas palabras de Edmond Dantes, Conde de Montecristo: 

¨… hasta que Dios se digne a quitar al hombre el velo del porvenir, toda la sabiduría humana estará resumida en estas dos palabras: confiar y esperar¨.

Por mencionar algunas, la verdad es que son muchas las que tengo subrayadas en mi libro.

El Conde de Montecristo me parece una novela excelente, y no lo digo sólo yo, por algo tiene casi dos siglos desde que se publicó y sigue siendo un libro vigente, que se sigue leyendo y del cual se seguirán haciendo adaptaciones, de cómics, series y películas por no sé cuántos años más.
Quienes quieran tener sus propias interpretaciones del libro, les dejo un link donde pueden bajar el libro de forma gratuita (en español) pues, aunque conozcan la trama, leer el libro es un verdadero deleite.

Sarahel.

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