Boston – New York… Directo y sin escalas


Un amigo y yo pensamos que un partido de fútbol era buena excusa para descubrir Boston. La verdad es que a ambos nos entusiasmaba la idea de ver en acción a uno de los mejores jugadores de fútbol de todos los tiempos. Tuvimos que tomar tres vuelos, dormir en debajo de una banca en un aeropuerto y correr de un lado para otro, pero finalmente llegamos a Boston.
Una vez que arribamos a nuestro destino, decidimos rentar un auto por los siguientes días que estaríamos en la ciudad y para poder movernos con más libertad. (la verdad es que USA es el país de los automóviles, nadie, absolutamente nadie camina, todo mundo utiliza el automóvil. El país fue construido pensando en esa forma de transportarse, con calles muy amplias, estacionamientos en cada esquina y grandes autopistas). 

Entregamos la licencia y la tarjeta de crédito, y comenzamos a ojear un pequeño catálogo con los tipos de autos que se podían rentar.

Mi amigo me dijo que quería comprarse un JEEP (4X4) y que, si no me importaba, le gustaría rentar específicamente ese coche para probarlo. La verdad es que es son tan baratas las tarifas por los vehículos que no dude en ningún momento en dar el visto bueno. Cinco minutos después nos entregaron un papel y nos dijeron, suban esas escaleras y en el estacionamiento les entregaran su auto. Sí, no les miento, apenas cinco minutos te toma rentar un coche en USA. Una vez en el estacionamiento que era enorme, buscamos el logotipo de la empresa que habíamos elegido y un tipo de la misma empresa se acercó a nosotros y nos pidió el papel, lo reviso y nos dijo, ¡síganme! Pensé que nos iba a llevar hasta un JEEP, sin embargo, se limitó a decirnos:
-        ¡El tipo de vehículo que rentaron, es cualquiera de los que están estacionados en esta línea! (mientras señalaba una enorme línea de autos de súper lujo que incluía los clásicos ¨American Muscle cars¨

¡¡GOD BLESS AMERICA¡¡


Nos olvidamos del maldito JEEP y nos subimos a un Dodge Challenger negro… y mientras sonaba Late Night (Solomun Remix) fuimos a descubrir Boston, ¡JA!, las chicas nos volteaban a ver, o eso quiero pensar, la verdad es que no dudaría en pensar que veían el auto y no a nosotros, o una exótica combinación de ambos. Aprovechamos la oportunidad para visitar las instalaciones de la Universidad de Harvard, darle un vistazo a la vida de universitarios, descubrir bares, restaurantes y hacer el turismo que en USA se hace; por lo tanto, visitamos el Fenway Park, el estadio de los medias rojas de Boston, un equipo de béisbol, deporte que, en Estados Unidos considerado el rey de los deporte. Si, lo crean o no, esas son las
atracciones turísticas en aquel país (¿qué más podría ser?, es entendible, es un país muy joven).
Pues bien, compramos nuestro boleto para tomar el tour dentro del estadio, con visita guiada y todo el show, la verdad fue bastante agradable, eso es lo que hay, esa es la cultura y hay que descubrirla también. Finalmente llegaba el día y momento del evento que nos había llevado a ese lugar, así que manejamos a las afueras de la ciudad, hasta el Gillette Stadium, hogar del equipo de futbol americano Patriotas de Nueva Inglaterra, (si, ese deporte que se parece al Rugby, pero con protección en todo su cuerpo). Por cierto, muy apropiado el nombre de Nueva Inglaterra, y es que la arquitectura de la ciudad es muy similar a la icónica arquitectura inglesa, donde los ladrillos de arcilla parecen el símbolo de mayor identidad (lo que en este momento me recuerda mucho a Londres y Medellín, Colombia, pero de eso les platicare otro día). En fin, el partido para nosotros fue un desastre, el jugador que queríamos ver, ni siquiera salto al campo pues estaba lesionado y la selección de nuestro país perdió el encuentro con un gol de último minuto.

Al salir del estadio y una vez de vuelta en el auto, no teníamos rumbo fijo, revisamos en el GPS el tiempo aproximado que nos tomaría llegar a New York, cuando vimos en la pantalla: cinco horas y media. Nos miramos de reojo y entrecerramos los ojos como signo de picardía y aprobación, ambos estábamos pensando lo mismo. New York City Boy… Nuestra siguiente parada. Yo sería el primero en manejar y a la mitad del trayecto debería de despertar a mi amigo para que el manejase el segundo trayecto. Personalmente me gusta manejar, más si voy montado sobre un V8, el ronroneo de ese motor es como música para mis oídos. El camino resulto bastante placentero, sobre una autopista de cuatro carriles en cada sentido, con muchas curvas y atravesando áreas de frondosos bosques en medio de la noche obscura con la luna llena en su máximo esplendor, si no fuera porque iba mi amigo en lugar de una chica sexy, hasta hubiera pensado que era bohemia la escena. El maldito de mi amigo, se durmió profundamente como una piedra, trate de despertarlo un par de veces para que me relevara al volante, pero iba tan profundamente dormido; tenía una expresión un tanto infantil e inocente mientras disfrutaba del sueño, inicialmente quería darle un par de bofetadas para despertarlo, pero termine arrullándolo con una canción de cuna. ¡Así que me pare en una gasolinera para despejarme un poco y comprar una bebida energética que me despertase, era tanto el sueño que compre una de 500 ml y me la tome como un vaso de agua… ho-ho!  grave error, No pude cerrar mis ojitos en las próximas doce horas. Pero valió la pena, en un crespúsculo al amanecer y después de más de siete horas (y no cinco y media como lo había estimado el GPS) se vislumbró en el horizonte el icónico puente de Brooklyn, vaia vaia, agradable postal, nunca antes había llegado a esa ciudad por tierra, siempre lo había hecho por aire.


No era la primera vez que estaba en Manhattan, pero aquella vez descubrí una versión mas agradable, manejé hasta Times Square y una vez allí, desperté a mi amigo para decirle orgullosamente:
-          ¡Aquí lo tienes!, el icónico New York.

Contrario a lo que todo mundo piensa cuando escucha la frase ¨Times Square¨ la avenida estaba completamente vacía, si, completamente iluminada por el sin fin número de pantallas de publicidad que cubren los edificios, pero sin una persona caminando por las calles y esta vista en vivo, realmente vale la pena, pues es tan icónica la avenida, pero raro a su vez tenerla ante tus ojos completamente vacía, que te invade una sensación de misticismo. Nos quedamos arriba del coche contemplando y decidimos continuar manejando para seguir descubriendo la ciudad tan llena de vida durante el día, pero tan misteriosa al amanecer, entonces otra agradable coincidencia se nos atravesó en nuestro camino, prendimos la radio, sonaba ¨Empire State of Mind¨, sí, aquella versión de Jay Z ft Alicia Keys…

…El resto es historia, fue un viaje agradable.

Sarahel

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