Unknown

Es difícil darle el beneficio de la duda a un escritor desconocido, pero también los grandes escritores de la historia en algún momento comenzaron siendo desconocidos, con la diferencia de que estos últimos gracias a su genialidad solían cautivar a sus lectores desde sus primeras líneas. Para aquellos mortales que tratamos de emularlos, ante la falta de genialidad y don para la escritura apelamos a otras virtudes, por lo que pasamos largos ratos pensando en la mejor forma de continuar la historia, escribimos, reescribimos, y como decía aquel famoso escritor: ¨esta mañana revisando mi escrito; le anexe una coma… por la tarde se la quite¨. Todo en aras de lograr un resultado aceptable que logre llamar la atención de algún ocioso, tener un poco de aceptación y hacer un poco de eco entre la comunidad de lectores.
Tengo una historia que contar: La historia de un hombre con una incapacidad cerebral de producir las substancias químicas que dan origen a las emociones humanas. Ciertos escenarios un tanto circunstanciales lo llevar a descubrir una forma de reactivar aquellas partes del cerebro que han estado apagadas durante toda su vida, arrojándolo a una espiral de emociones hasta ese entonces desconocidas que dan origen entro otras cosas a un pequeño drama emocional, ligado a un dilema intelectual que conlleva una ligera crítica social respecto a el egoísmo del ser humano, el clasismo y las formas de interacción sociales del siglo XXI. La historia es contada en un futuro lejano, por lo que el libro bien podría parecer de ciencia ficción. En realidad, lo es, les puedo asegurar que dicha parte (la de la ciencia ficción) está bien fundamentada con principios físicos y matemáticos e información relativa a las últimas investigaciones científicas en desarrollo hoy en día. Pero el verdadero fondo de la historia es en realidad filosófico.

Al terminar el libro, ¿habrán encontrado material suficiente para llegar a importantes conclusiones sociales?, la respuesta es no, para nada, no es, ni de lejos un libro complejo y profundo como el de Los Miserables del maestro Víctor Hugo, es más, me parece un insulto hablar de mi libro y de Víctor Hugo en el mismo párrafo. Pensaran entonces que soy un pésimo vendedor de mi producto, yo diría que se llama sensatez. Tampoco creo que este libro va a llegar a ser siquiera medianamente popular, puesto que estoy convencido de que lo popular, hoy en día dista mucho de ser de buena calidad (no solo en la literatura, en casi todo). Este libro lo describiría más bien como entretenido con una pequeña pizca de originalidad. Idóneo para leerlo en un rato de distracción que ayude por ejemplo a hacer menos largo un viaje intercontinental (en avión claro).
Espero que quienes se atrevan a leerlo no los decepcione. Si es así, piensen que hasta de los libros pésimos, habrá cosas que aprender. Como las cosas que uno como escritor no debe hacer.    

Sarahel.

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